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Muchos de nosotros pasamos más tiempo en el lugar de trabajo que en nuestra propia casa y, aceptémoslo, a diario es probable que tratemos más tiempo con nuestros compañeros que con nuestra propia familia. ¿No es este un motivo más que suficiente como para cuidar el clima laboral en las organizaciones?

No importa qué tipo de trabajo se realice dentro de una empresa, el ambiente laboral determina de forma crítica la vida profesional de cualquier empleado. En él influyen aspectos tan diferentes como el espacio físico, la relación con los otros compañeros o la cultura organizacional particular de cada empresa. Articular todos estos elementos supone un importante desafío para las organizaciones, pero lograrlo garantiza la productividad, el compañerismo, el bienestar y, finalmente, la felicidad de los trabajadores.

Pero la felicidad no es solo un objetivo, es la base para conseguir muchas otras cosas. Está comprobado que cuando somos felices somos más optimistas, creativos y productivos. A todo el mundo le gusta trabajar con gente positiva y energética, la felicidad es contagiosa. Por el contrario, el estrés y la preocupación nos distraen, arruinan nuestra motivación y, lo que es peor, puede desencadenar distintos padecimientos que afectan sensiblemente a nuestra salud. Es la felicidad de los empleados lo que caracteriza un buen clima laboral. No es casualidad que una empresa tan relevante como Mahou San Miguel haya puesto en marcha una división estratégica dedicada a incentivar el bienestar de sus trabajadores denominada ‘Área de Felicidad’, o que muchas otras quieran mejorar con nosotros mediante técnicas de Wellness o Mindfulness.

¿Cuáles son las claves de un buen clima laboral?

Conviene ir por partes a la hora de mejorar el ambiente en una organización. Podríamos empezar destacando la importancia del contexto en el que nos movemos, un espacio de trabajo bien diseñado, en el que un elemento tan básico como la presencia de luz natural puede mejorar nuestro bienestar físico. No conviene subestimar estos aspectos.

La buena comunicación entre las personas es otro aspecto importante. Es imprescindible una comunicación abierta y transparente. Cualquier empresa debe otorgar a las opiniones de los empleados el valor que merecen para que estos sientan que pertenecen a la organización y que el trabajo realmente es parte de su vida. No obstante, la organización también debe hacer prevalecer sus objetivos, siendo esencial que todo el mundo sepa para qué trabaja. Esta comunicación bidireccional romperá los obstáculos de las organizaciones jerárquicas.

Mantener un buen clima laboral en las organizaciones genera personas comprometidas con los proyectos, dispuestas a trabajar por el bien común y más propensas a la creación de equipos. Cuando el espíritu de equipo es fuerte, todos los miembros se inclinarán a apoyar cualquier decisión que se tome como equipo sin dejar de compartir sus puntos de vista y perspectivas sobre cómo lograr los objetivos de la compañía.

Por último, no debemos olvidar que los empleados se sienten mejor cuando se logra cierto reconocimiento. Generar una cultura de feedback no significa que siempre haya una recompensa monetaria; en muchas ocasiones, un simple reconocimiento verbal estimula la motivación de cualquier trabajador, ¡y son gratis! Tal mentalidad es saludable para la organización en su conjunto. Premiar a los buenos empleados promueve los buenos hábitos en todos los trabajadores. También es muy recomendable hacerlo en equipo, fomentando las experiencias constructivas tanto dentro como fuera de la oficina. Organizar sorteos de viajes o, simplemente, sortear entradas a espectáculos o al cine, exponen a los equipos a experiencias aplicables al trabajo.

Con procedimientos como estos no solo estamos más cerca de lograr un clima laboral positivo, sino que potenciamos la productividad y los avances en las organizaciones.

Pero hay que recordar, como dijo William Thomson Kelvin, físico y matemático británico (1824-1907): «Lo que no se define no se puede medir. Lo que no se mide, no se puede mejorar. Lo que no se mejora, se degrada siempre». Si queremos mejorar el clima laboral en nuestras organizaciones debemos pensar de forma estratégica, definiendo objetivos, midiendo la situación actual en la que nos encontramos y trazando la estrategia que nos lleve a la mejora de nuestros resultados.

Está más que comprobado que este pensamiento estratégico para mejorar nuestro clima laboral tiene una relación directa con el aumento de la productividad en las organizaciones, haciendo que cumplan sus objetivos y generando una imagen de marca que, a la larga, generará y retendrá al tan ansiado talento.

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