Ha llegado la primavera y no hay mejor momento que este para volver a ilusionarnos con nuestro trabajo. Da igual que te encuentres en el empleo de tu vida o en un trabajo pasajero, cuando faltan metas y oportunidades resulta fácil caer en el desencanto. Las personas no somos robots y todos -aunque unos más que otros- necesitamos cambios y retos de forma constante.
Incluso cuando nos gusta nuestra empresa y disfrutamos del tiempo que pasamos con nuestros compañeros, se nos puede hacer difícil tomarnos nuestro trabajo tal y como lo hacíamos el primer día. Muchas veces nos encontramos tan ocupados vaciar nuestra lista de tareas que no nos paramos a observar la situación global o incluso a pensar en el futuro… ¡Error! No dejes que la desmotivación te impida sacar el máximo partido de tu puesto de trabajo.
Estamos seguros de que si pones en práctica algunos de estos consejos te será más fácil volver a encontrar la frescura en tu día a día.
Empieza un nuevo proyecto. Seguro que muchas veces te encuentras llevando a cabo procedimientos que piensas que podrían ser más eficientes pero que nadie se atreve a cambiar “porque siempre ha sido así”. Tratar de mejorar estos procesos supone un nuevo y emocionante propósito profesional.
Súmate a proyectos ya en marcha. Si no dispones de los recursos para comenzar un proyecto propio, mira a tu alrededor. Seguro que hay proyectos en desarrollo en los que puedes echar una mano. No sólo aprenderás de la experiencia que obtengas, sino que te permitirá interactuar con nuevos compañeros y personas que normalmente no tengan que ver con el desarrollo de tus tareas diarias.
Fórmate. Comenzar una formación o experimentar por tu cuenta puede ser una oportunidad para adquirir nuevos talentos o descubrir aquellos que pensabas que no tenías.
Aprende de los demás. En cualquier momento de tu carrera puedes aprender de la experiencia de otras personas y de las conclusiones que hayan obtenido de su trayectoria profesional. Esta información te facilitará perfilar tus propios objetivos. Además, conocer de esta forma a tus compañeros de trabajo te dará la sensación de haber comenzado de nuevo.
Celebra todos los avances, por mínimos que sean. Dosifica tu energía, no la inviertas toda en llegar a “la meta final”. Márcate todo tipo objetivos y haz un seguimiento de ellos. A medida que los completes te sentirás más motivado y, aunque el resultado final no sea lo que esperabas, sentirás satisfacción al echar la vista atrás.
Entusiásmate. La pasión se encuentra de muchas maneras. Hagas lo que hagas, si tienes una buena actitud y te lo tomas como un proceso de aprendizaje, encontrarás mucha más satisfacción
Pon a prueba tu flexibilidad. Si la rutina se vuelve contra ti y notas cierta intolerancia a los cambios e imprevistos, prueba a realizar pequeñas modificaciones en tu día a día. Por ejemplo, desayunas fuera de la oficina todas las mañanas, no lo hagas siempre en el mismo sitio, ni siempre con las mismas personas. Pequeños cambios como estos mejorarán tu capacidad de adaptarte a nuevas situaciones y te resultará más fácil poner en marcha transformaciones más importantes.
Pide feedback. A veces, la mejor opción pasa por escuchar la opinión de nuestros compañeros y seres queridos, aquellos que con un punto de vista diferente pueden darnos consejos que quizá podamos utilizar para hacer mejor nuestro día a día.
Pasa de problemas a oportunidades. Convierte los obstáculos en nuevas oportunidades de aprendizaje y mejora. Cambia tu vocabulario. Cuando tengas un problema, no lo veas como tal, sino como una prueba que hay que superar y que lleva consigo una oportunidad de aprendizaje y mejora. Recomendamos que expulses de tu repertorio esas frases que usas habitualmente para expresar que no puedes hacer algo. “Sí, y…” en lugar de “Sí, pero…”.
Cuídate. No dejes que los quehaceres diarios ocupen todo tu tiempo. Preocúpate de ti mismo. Identifica lo que te limita y elimínalo, descubre aquello que te eleva las pulsaciones y tómalo con ganas. Sé consciente y actúa en consecuencia.